11 jul 2007

NIÑA


Brisa que acaricia los cabellos
recogidos de una princesa
imaginando que es una muñequita
con la que sólo él juega.

La lleva de la mano cálida
como a una tierna hoja
que vaga y en la calle roda
sin dejar de ser parte del barro.

Cuando termina de dar la vuelta
una llamada la alerta,
un grito esgrime sus puntos
guardando recuerdos en minutos.

Recuerda tocar a su puerta
un alma la siente atenta
la escucha entre el bullicio
que la calle deja en tela de juicio.

Instantes en los que rogaba
tan sólo ser escuchada
por un ser que jure Estar allá
simplemente para entenderla.

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